El gran cambio hacia el trabajo en el domicilio causado por el COVID-19 ha llevado a muchos a preguntarse si las oficinas tienen futuro. El cambio no ha sido bien recibido por muchos empleados, ni tampoco ha sido fácil para ellos, por eso estamos convencidos de que es de suma importancia descifrar hacia qué futuro nos estamos moviendo como organizaciones y qué rol jugarán los espacios en el futuro cercano.

Como mencionamos en el documento de investigación y diagnóstico “5 mega trends”, desarrollado por spAce hace algunos meses, el COVID-19 – entre muchas otras cosas– ha sido un acelerador de tendencias. Podríamos enfocarnos en los particulares de las tendencias que ha acelerado o ver únicamente las consecuencias superficiales como el incremento en el trabajo remoto, pero hay una tendencia subyacente más compleja y mucho más interesante.

Desde hace dos décadas hemos cuestionado a múltiples organizaciones sobre el rol de los espacios y la trascendencia en el éxito de las mismas. En esa época, la investigación científica relacionada con el impacto del espacio en el comportamiento y la psique de sus usuarios era realmente limitada, por suerte, un movimiento mundial se comenzaba a gestar.